La guerra de Ucrania vista desde Finlandia

Author

Teivo Teivainen Pablo Stefanoni

Date
April 1, 2022

Finlandia, que formó parte del imperio ruso y tiene un gobierno de centroizquierda, se prepara para pedir su incorporación a la OTAN. En ese país nórdico, el apoyo a Ucrania es masivo.

Teivo Teivainen es uno de los latinoamericanistas más importantes de Finlandia -es profesor de Política Mundial en la Universidad de Helsinki- y es además un intelectual público que interviene en los debates políticos locales. En esta entrevista analiza cómo se ve la guerra en Ucrania desde un país que fue parte del Imperio ruso y tuvo relaciones muy complejas con la potencia vecina. Por el momento, la invasión tuvo su efecto: aumentar de manera aluvional el apoyo popular a la adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Muchos trazan analogías entre la situación de Ucrania hoy y la de Finlandia en el pasado.

Desde lejos, algunos sectores de izquierda tienden a «complejizar/explicar» tanto las razones de la invasión de Ucrania que se termina a menudo casi por justificarla, por ejemplo en razón de la «expansión de la OTAN», ¿cómo se ve la situación desde los sectores progresistas finlandeses?

Desde las izquierdas, quienes están lejos muchas veces parecen ver la cuestión de forma diferente a quienes tenemos frontera con Rusia. A veces da un poco de risa, por decirlo de algún modo, cuando desde algunos sectores, por ejemplo de la izquierda latinoamericana, se trata de relativizar de algún modo la imagen de Putin como un líder autoritario, homofóbico, antifeminista y ahora imperialista, y volverlo una suerte de aliado de la izquierda. Es una vieja discusión con los tankies [las izquierdas «tanquistas» que justificaban las invasiones soviéticas durante la Guerra Fría].

En Finlandia lo que ha pasado con la invasión de Ucrania es que la opinión favorable al ingreso a la OTAN ha subido de manera drástica. Y ocurrió lo mismo con la percepción, entre la población, de que Rusia es una amenaza para la propia existencia de la nación finlandesa.

Hay sectores de izquierda en diferentes partes del mundo que aceptan la narrativa del Kremlin de una forma sorprendente. En Finlandia eso ocurre en una media casi insignificante. Y hay un elemento interesante adicional: la izquierda finlandesa ha sido siempre mucho más dura con Rusia que sus contrapartes europeas.

¿El apoyo a la adhesión a la OTAN es transversal a los diferentes espacios políticos?

En los partidos con representación parlamentaria, el único que no adhiere mayoritariamente al ingreso a la OTAN es la Alianza de Izquierda. Pero no obstante, como socio minoritario de la alianza de gobierno con los socialdemócratas de Sanna Marin [la primera ministra de 36 años], todo indica que no van a hacer del tema una cuestión de Estado, es decir una línea roja con el oficialismo. En caso de que se diera la adhesión, es posible que propongan limitarla de tal forma que no haya armamento nuclear en territorio finlandés.

El gobierno parece preparado para enviar la solicitud de adhesión…

Sí. El presidente Sauli Niinistö siempre sostuvo que para ingresar a la OTAN debía llevarse a cabo un referéndum. Ahora él y casi todos sostienen que no es necesario porque, primero, no hay tiempo, y segundo, se nota en la opinión pública que la opinión, desde el 24 de febrero, es muy mayoritariamente favorable a la adhesión. Más de 60% a favor y 15/20% en contra -con algo menos de apoyo entre los jóvenes-. Antes de febrero de 2022, la opinión pública era claramente contraria al ingreso en la OTAN. La invasión provocó un vuelco.

Los que han cambiado de posición son los socialdemócratas y el Partido de Centro y más radicalmente aún, los verdes. En los Verdaderos Finlandeses, la extrema derecha, ha habido cambios internos y parece prevalecer una posición en favor de la membresía.

Finlandia fue parte del imperio ruso y tuvo luego una relación compleja con la Unión Soviética, tiene además una larguísima frontera terrestre con Rusia. Algunos comparan la invasión de Ucrania con la Guerra de Invierno 1939.

Muchos creen que a Ucrania le está pasando ahora algo similar a lo que le ocurrió a Finlandia. Hay ahí una analogía concreta: Finlandia había sido parte del imperio ruso hasta 1917, es decir 20 años antes del ataque de Stalin, y Ucrania formaba parte de la Unión Soviética hasta hace 30 años. En ambos casos aparecen como rezagos, primero del imperio y ahora de la URSS. Y en ambos casos, es el vecino grande contra el pequeño que resiste más allá de sus fuerzas.

Se supone que Stalin pensaba que sectores de clase trabajadora le daría la bienvenida al Ejército rojo, por la memoria de la guerra civil finlandesa entre rojos y blancos, pero se produjo una enconada resistencia nacional que no fue una victoria de Finlandia pero que sí evitó una invasión total.

Hoy las banderas de Ucrania están en casi todos los espacios públicos de Finlandia. La idea, además, es que si hay una condena moral y sanciones económicas, eso no significa que Rusia pare la agresión a Ucrania pero sí que pensará dos veces antes de atacar a otro país. Y en el imaginario social, cada tanque ruso destruido en Ucrania es un tanque menos para invadir Finlandia. Es es muy común esa percepción.

Por otra parte, hay una suerte de militarización mental de la sociedad finlandesa. Tanto en el apoyo a Ucrania como a la hora de pensar la defensa nacional: por ejemplo, hay un gran apoyo al aumento del presupuesto militar.

¿Esto está generando también acercamientos geopolíticos con Suecia?

Entre Finlandia y Suecia hay muchas conversaciones para evaluar una solicitud conjunta de adhesión a la OTAN . La situación de ambos países es algo diferente.

El 1948, Finlandia firmó el Acuerdo de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua con la Unión Soviética de Stalin que plasmó una suerte de neutralidad de vigilada y duró hasta 1992. Ese tratado le permitió a Finlandia mantener su independencia y sus sistema democrático pese a estar en una zona de influencia geopolítica soviética. Eso generó cierta autocensura, en la política y en la prensa, sobre lo que ocurría en el vecino soviético. Por eso, hoy se habla de una posible «finlandización» de Ucrania.

Suecia tiene una historia diferente: 200 años de cierto tipo de neutralidad, sin guerras. Entonces, tienen más bases históricas para pensar que mejor quedar fuera, mientras que Finlandia ha tenido muchas más guerras y conflictos con el «vecino grande». Hay un dicho según el cual Suecia va a luchar contra Rusia hasta el último finlandés. Finlandia es una suerte de buffer zone frente a Rusia.

Hasta hace poco, se pensaba que una alternativa a la OTAN podía ser una alianza militar explícita entre Suecia y Finlandia pero con la invasión de Ucrania el tren para esta opción ya pasó, el peso militar de Suecia no es tan grande mientras que la OTAN ofrece un paraguas nuclear.

Alguna vez usted mencionó que la derecha Finlandesa, en el marco del acuerdo con Moscú, siempre trató de no irritar a Rusia y que durante la invasión soviética de Checoslovaquia se dio la paradoja de que solo el Partido Comunista Finlandés emitió una condena. ¿Cuándo se rompió ese statu quo?

Algunos dirían que hasta el 8 de agosto de 2008, cuando Rusia invadió Georgia. El ex-primer ministro y ex-ministro de Relaciones Exteriores finlandés Alexander Stubb habló del «momento 080808». Y En 2018, escribió: «Diez años desde la guerra en Georgia. 080808 fue un punto de inflexión en la política mundial. Rusia violó la integridad territorial de Georgia […]». Luego, otro momento fue la invasión de Crimea en 2014. Y finalmente, el 24 de febrero  de este año.

Para muchos, con la invasión de Ucrania «cayeron las máscaras», ya no se puede pretender que con el gobierno de [Vladímir] Putin vamos a buscar una política de entendimiento y amistad sobre bases racionales. La opinión pública se ha vuelto mayoritariamente muy antirrusa. Stubb declaró al periódico español El País: « siempre he dicho que la membresía en la OTAN es un termómetro de la visión de Finlandia sobre Rusia. Pues, ahora mismo, el termómetro está incandescente».

Incluso en la derecha más radical y xenófoba. Los Verdaderos Finlandeses -un partido algunos de cuyos miembros visibles del partido sostuvieron posiciones bastante proPutin y proChina- tienen la presidencia del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento. Su presidente, Jussi Halla-aho, del ala más racista del partido, dijo que Finlandia tuvo en el pasado una actitud ingenua hacia Rusia. En el Parlamento, hay diversas posiciones pero predomina el apoyo a la adhesión.