Serhii Movchan Alieren Renkliöz
Serhii, eres miembro de Solidarity Collectives que participa en la resistencia contra la invasión rusa. ¿De qué se trata?
Somos un grupo de voluntarios antiautoritarios: anarquistas, antifas, miembros de la Cruz Negra Anarquista, ecoanarquistas, feministas y sindicalistas, unidos para respaldar a los soldados antiautoritarios y a la resistencia ucraniana. La parte militar de nuestro trabajo se centra en hablar con los combatientes, recibir peticiones y adquirir material. Un equipo se encarga de las redes sociales, la comunicación con la prensa y los camaradas occidentales. Y luego está la parte humanitaria.
¿Por qué luchan los anarquistas en esta guerra?
Porque no tenemos otra opción. Esto no significa que todo el mundo deba llevar un arma, sino que debemos estar en contra de esta invasión. Todo el mundo debe hacer todo lo que esté en su mano para detenerla. Bajo la ocupación rusa, todos los activistas son reprimidos. No se puede comparar la libertad de la que disfrutamos en Ucrania con la de Rusia. Incluso ahora, me considero antimilitarista. No estoy contento con los procesos de militarización en Ucrania. Creo que en el futuro necesitaremos un movimiento global por la paz. Pero cuando hay una guerra, hay que entender que si eres la víctima y no el agresor, nadie puede decirte: no intentes defenderte. Nos defendemos, eso es todo. Nadie quiere conquistar territorio ruso.
¿Cómo es su día a día en la actualidad?
Mi día a día consiste en comunicarme con mis camaradas en Ucrania y con mis compañeros de armas de todo el mundo. Todos los días envío y recibo cajas con material táctico y ayuda humanitaria. Organizamos viajes a zonas situadas detrás de la línea del frente, por ejemplo, a Nikopol, donde el suministro de agua ha desaparecido tras la destrucción de la presa de Kajovka.
¿Solidarity Collectives es una organización civil o militar?
Es una organización civil. No somos soldados. Antes de la invasión a gran escala, era un espacio de encuentro para anarquistas y activistas de izquierda que trataban de imaginar qué hacer en caso de invasión. La idea era formar dos grupos: uno militar y otro civil. En aquel momento, un grupo de anarquistas decidió que si Putin atacaba Ucrania, todos se unirían en una defensa territorial específica. Así se creó la Unidad Antiautoritaria. Otro grupo se encargó de establecer una red de voluntarios para apoyar a los combatientes. Así nació la Operación Solidarity y luego se desarrollaron los Solidarity Collectives. Desde el principio, tenía que haber un vínculo muy estrecho entre el trabajo militar y el político.
¿Aceptó el ejército ucraniano tal unidad anarquista?
Una gran unidad antiautoritaria se desintegró al cabo de tres meses porque los mandos no les permitieron participar en los combates en el frente. Por lo tanto, los combatientes se unieron a unidades regulares por su cuenta. Así que no existe una unidad anarquista homogénea. Lo que hay son anarquistas y miembros de la izquierda en muchas unidades diferentes. A veces es un grupo pequeño o un solo individuo, a veces es un grupo más grande, por ejemplo los hooligans antifascistas del club de fútbol Ársenal de Kíiv. Al Estado no le interesa la ideología política de los combatientes. Los camaradas luchadores llevan símbolos e insignias anarquistas. No ocultan su visión del mundo, sino que intentan reunir a su alrededor a personas con ideas afines.
Un enfoque anarquista sería que cada individuo luchara en su propio país contra su propio Estado en lugar de aliarse con la burguesía.
Antes de la invasión, el blanco principal de nuestras críticas era el Estado ucraniano. Y tras el fin de la guerra, volverá a ser así. No pretendemos blanquear Ucrania. Hay muchas cosas que van mal en la sociedad ucraniana. Un poderoso movimiento nacionalista controla las calles, y numerosos símbolos nacionalistas se han generalizado en Ucrania. Stepan Bandera se ha convertido en el símbolo general de la resistencia ucraniana. Estoy abierto a las críticas. Y sí, Rusia es un país burgués, y Ucrania también es un Estado burgués. Sin embargo, no creo que el Estado ruso y el ucraniano sean idénticos. Existe una diferencia entre estos dos regímenes. Casi nadie aquí quiere que Putin dirija Ucrania. No porque no veamos los problemas de Ucrania o seamos grandes admiradores del Estado ucraniano, sino porque es mejor apoyar una mala democracia que una buena autocracia. Alemania tampoco es un Estado perfecto, ¿igualarías al Estado alemán con los talibanes por esa razón? Muchos de nuestros compañeros han optado por alistarse en el ejército ucraniano porque las alternativas son mucho peores.
¿Significa eso que no ve ninguna forma de luchar contra la invasión fuera de las estructuras estatales?
Por desgracia, no vivimos a principios del siglo XX, y aquí no se puede organizar una Majnóvschina. Aunque intentes formar una unidad autónoma, los servicios de seguridad te detendrán al instante: "Chicos, ¿quiénes sois? ¿Qué hacéis con vuestros rifles (risas)? ¿Sois saboteadores rusos?" Incluso si de alguna manera llegas al frente con tus propias armas e intentas luchar contra Rusia por tu cuenta, serás destruido si no te coordinas con las unidades del ejército ucraniano. No se puede luchar contra la invasión fuera de las estructuras estatales.
¿Hay formas pacíficas de luchar contra la invasión?
Espero equivocarme, pero no las veo. Leo artículos escritos por pacifistas, pero no encuentro una respuesta realista a la pregunta de cómo detener tanques, interceptar misiles y recuperar territorios conquistados sin armas y sin personas dispuestas a luchar.
Los planes de paz, como los de China, son palabras vacías llenas de contradicciones. Por un lado, afirman reconocer la soberanía territorial de Ucrania; por otro, muestran comprensión hacia los intereses militares de Rusia. Pero si reconocen la soberanía de Ucrania, se deduce que deben exigir que Rusia retire sus tropas de todas esas regiones. Lo mismo ocurre con la izquierda alemana. Sus propuestas son siempre las mismas: "Dejad de dispararos los unos a los otros". Pero, ¿qué debemos hacer con los territorios ocupados? ¿Qué hacemos con Crimea? ¿Qué hacemos con el Donbás?
¿Se ha convertido el pueblo ucraniano en el juguete de los imperialistas? ¿Otra guerra por delegación?
No pienso en la política en estos términos geopolíticos. La gente que dice eso sólo ve a Ucrania como una "marioneta de los imperialistas occidentales". Es un pensamiento conspirativo. En todos los acontecimientos del mundo, las élites tienen un interés, pero siempre está también el interés de la gente sobre el terreno. No son los Estados Unidos ni la OTAN quienes nos empujan a la guerra. No, es el pueblo ucraniano el que no quiere perder parte de su territorio. La gente en el extranjero no quiere entenderlo. Si el Presidente Volodyímir Zelenski dice: "Vale, nos retiramos, capitulamos, renunciamos a parte de nuestro territorio porque queremos poner fin a la guerra", entonces el pueblo derrocará a su gobierno mañana. No porque nos guste la guerra, no porque Occidente nos haya dicho lo que tenemos que hacer, sino porque se ha convertido en una cuestión existencial para nosotros.
Ucrania pide más armas, tanques, aviones de combate, todo lo posible. ¿No le preocupa que esta guerra pueda degenerar en la Tercera Guerra Mundial?
No creo que la guerra conduzca a la Tercera Guerra Mundial. Por ejemplo, hemos recibido tanques, ¿dónde está la Tercera Guerra Mundial? Al principio, Ucrania sólo recibió sistemas antitanque. Cada vez, Rusia amenazaba: "si cruzáis esta línea roja, haremos algo muy radical". Nunca lo hicieron porque saben que no pueden competir con la OTAN. Ahora Rusia ve que nadie le tiene miedo. No debemos temer una tercera guerra mundial. Rusia nunca empezará una.
¿Qué le gustaría decir a la izquierda radical en Alemania?
Los Solidarity Collectives están siendo atacados desde varios flancos. La principal amenaza es la invasión rusa. Hay un renacimiento conservador en Ucrania provocado por la invasión. Y luego está la crítica occidental, porque no encajamos en su idea de los anarquistas buenos. Por desgracia, no tenemos la oportunidad de ser los anarquistas de un libro con dibujos. No queremos daros lecciones, pero nuestra realidad es diferente a la vuestra. Apoyándonos, nos estáis proporcionando medios para luchar contra el imperialismo ruso.
Hoy, las donaciones que nos hacéis no significan sólo chalecos antibalas o botas militares, se están invirtiendo en el futuro del movimiento antiautoritario ucraniano. Cuanto más fuertes seamos hoy, más posibilidades tendremos de hacer frente a los conservadores en el futuro. El movimiento antiautoritario podría entonces ayudar a derrocar los regímenes cuasi fascistas de Putin y Lukashenko. Todos queremos que esta guerra termine. Pero no estamos dispuestos a abandonar los territorios ocupados. Tenemos que luchar. Si no quieres ayudarnos, al menos trata de entender por qué hemos tomado esta difícil decisión.
Traducido por Juan González
Serhii Movchan. Activista antifascista, miembro de Solidarity Collectives y participante en Marker Project, proyecto que rastrea la violencia de extrema derecha en Ucrania..