"Las armas entregadas deben proteger e impedir nuevos crímenes. El Comité francés RESU pide que se proporcionen a Ucrania aviones, cañones y tanques, tantos como sean necesarios y sin demora"
El Comité francés de la Red Europea de Solidaridad con Ucrania (RESU), durante su asamblea general del 30 de septiembre de 2023, reafirmó que el camino hacia la paz pasa por el combate y la victoria de la resistencia popular ucraniana contra la invasión del imperialismo ruso.
Los acontecimientos que han tenido lugar desde el 7 de octubre en Israel y Gaza y los riesgos que entrañan, incluido el de ser instrumentalizados por Putin con el propósito de ocultar la guerra imperialista rusa contra Ucrania, refuerzan esta posición. El apoyo a las luchas de los pueblos oprimidos en todo el mundo, incluido el pueblo palestino, y el rechazo a cualquier abuso hacia cualquier población civil, nos llevan a reafirmar nuestro apoyo a la resistencia, militar o popular, de ucranianas y ucranianos.
Las presiones para un alto el fuego y para frenar o incluso suspender la ayuda militar a Ucrania, asociadas de facto a la idea de congelar la situación de ocupación, no conducirían a la paz: continuarían los conflictos armados bajo otras formas, así como la opresión, la tortura, las violaciones y las deportaciones de poblaciones y de niñas y niños, sin ninguna estabilización en las zonas ocupadas ni en las relaciones entre los países de la región.
Como acaba de declarar el grupo Resistencia Feminista Antiguerra de Rusia (FAS) al recibir el Premio de la Paz de Aix-la-Chapelle, un galardón dirigido a las mujeres, hombres y grupos que, desde abajo, contribuyen a la comprensión entre los seres humanos y entre los pueblos...
Nos llamamos Resistencia Feminista Antiguerra, pero somos muy conscientes de que lo que va "contra la guerra" no es un pacifismo privilegiado sino el reconocimiento del derecho de las víctimas a la autodefensa. Las ucranianas y ucranianos no pueden decir "no a la guerra" ante una guerra que ya está allá, en su propia casa. No pueden decir “ésta no es nuestra guerra”. Están bajo la obligación de defenderse a sí mismos, a sus hogares y a sus seres queridos, a menudo a costa de sus vidas. (...) Queremos paz, pero queremos una paz justa, sin territorios ocupados, sin esclavitud ni tortura, sin prisiones ni explotación, sin dictaduras, sin violencia silenciosa bajo cualquier forma que tome.
Apoyamos el creciente lugar que ocupan los movimientos sociales y feministas, como el movimiento Sé como Nina que crea sindicatos entre el personal sanitario, o como los movimientos e iniciativas que quieren la liberación de todo el país y se oponen a la corrupción endémica, las privatizaciones y las políticas neoliberales gubernamentales, que debilitan la resistencia popular y el reconocimiento de la dignidad y los derechos que esa resistencia exige. Pero todavía es necesario resistir bajo los bombardeos con misiles contra las infraestructuras ucranianas, que se intensificarán de cara al invierno.
Hasta ahora, Washington y las potencias europeas restringen la ayuda militar, en particular en cuando al equipamiento aéreo, obligando al ejército ucraniano a avanzar paso a paso contra la línea de obstáculos y campos de minas más grande del mundo, privándole a sabiendas de medios para abrirse paso rápidamente, como si fuera necesario garantizar la supervivencia del régimen ruso evitándole una derrota frontal.
Condenamos en particular las decisiones y declaraciones del gobierno francés, que pretenden "crear escuela", con el objetivo de no entregar a Ucrania armas ya existentes en los arsenales de las grandes potencias y de sacar provecho económico de la producción de armas, preparando el endeudamiento y la explotación de Ucrania en la posguerra y arrastrando a ese país a una duradera carrera armamentista. Para Sébastien Lecornu, ministro de las Fuerzas Armadas del gobierno francés, no se trata de ayudar a la liberación del pueblo ucraniano, sino de brindar "oportunidades a las industrias francesas". Según él, es necesario "convertir a Ucrania en nuestro cliente".
No: para las y los oprimidos y pacifistas del mundo, ¡las armas no deben ser mercancías! Y frente a un agresor temible, las armas entregadas deben proteger e impedir nuevos crímenes.
Por eso, el Comité francés RESU pide que se proporcione a Ucrania aviones, cañones y tanques, tantos como sea necesario y sin demora. ¿Sin obtener ganancias? ¡Por supuesto! A fondo perdido si es necesario, con la más completa transparencia presupuestaria y sin agravar la deuda de Ucrania, cuya cancelación inmediata debe exigirse, como piden los camaradas de la izquierda ucraniana y las organizaciones del movimiento social.
La población ucraniana quiere la liberación del país y el fin de los oligarcas y de las injusticias sociales. Reivindicamos el aumento de recursos para los servicios públicos y para los derechos sociales; estamos contra el aumento de los presupuestos militares y por ayudas destinadas específicamente a la defensa de los pueblos atacados; estamos contra la venta de armas a las dictaduras; estamos por el derecho de los pueblos a la autodeterminación y contra las intervenciones imperialistas.
Las armas existentes deben servir lo antes posible para liberar el territorio de Ucrania, ayudando a derrotar a Putin y a poner fin a la guerra, y ayudando también así a las fuerzas democráticas en Rusia. De esta manera será mucho más probable que se cuestione y detenga la continuación de la carrera armamentista internacional y de la existencia de bloques militares.
Los vínculos de solidaridad con la sociedad ucraniana que resiste por su dignidad y sus derechos son coherentes con nuestras luchas por unas relaciones internacionales igualitarias. Esta solidaridad internacionalista es necesaria para Ucrania, necesaria para todos los oprimidos, necesaria para los movimientos sociales: ¡ésta es la lucha por la paz!