Russian Socialist Movement
El 25 de julio de 2023 se supo que el Servicio Federal de Seguridad (FSB) incoó una demanda penal contra Boris Kagarlitsky, un conocido politólogo y sociólogo, editor de la revista digital Rabkor. El motivo formal de la demanda es una supuesta “justificación del terrorismo”, pero estamos seguros de que el juicio contra Kagarlitsky es un acto de venganza política por sus opiniones.
Últimamente, Boris ha estado comentando activamente la situación política actual y criticando abiertamente la política interior y exterior de las autoridades rusas. El régimen ha intentado repetidamente silenciar al politólogo: en 2018, el Instituto de Globalización y Movimientos Sociales (IGSM), cuyo director es Kagarlitsky, fue declarado agente extranjero, y en abril del año pasado el propio Kagarlitsky adquirió esa misma condición.
Habiendo iniciado sus actividades en la Unión Soviética, Kagarlitsky fue encarcelado por primera vez durante el reinado de Yuri Andropov. Bajo la presidencia de Yeltsin, durante los acontecimientos de octubre de 1993, se opuso a la disolución del Sóviet Supremo, lo que le valió una detención y una fuerte paliza. En 2021 estuvo durante 10 días bajo arresto administrativo por llamar a la participación en manifestaciones tras las elecciones a la Duma del Estado. Ahora corre el riesgo de que le condenen a siete años de cárcel.
La causa penal contra Boris Kagarlitsky es un ataque contra la totalidad del movimiento de izquierdas en Rusia. Podemos discrepar tanto como queramos de algunas declaraciones y conclusiones de Boris en diferentes periodos de su actividad pública, pero resolveremos todas nuestras contradicciones en un debate abierto y honesto cuando Boris esté en libertad.
Llamamos a todas las organizaciones socialistas y comunistas a organizar una amplia campaña de solidaridad y exigimos la puesta en libertad inmediata de Boris Kagarlitsky y todos los presos y presas políticas.
En sus artículos y discursos recientes, Kagarlitsky se ha mostrado siempre optimista con respecto a las perspectivas del gobierno ruso actual, o más bien con respecto a la falta de ellas. La realidad objetiva demuestra que este optimismo está plenamente justificado: al tratar de acabar totalmente con lo que queda de la sociedad civil, las autoridades pretenden tapar una hemorragia del tamaño del corazón con el tapón de una botella.