Nuevas perspectivas para DSA con el giro a la izquierda

Cerca de un millar de delegadas y delegados en representación de las organizaciones locales (chapters) se reunieron en Chicago los dias 4 a 6 de agosto. La Convención eligió un nuevo NPC con mayoría de izquierda, lo que supone un cambio con respecto al anterior predominio del ala moderada, representada por la lista Socialist Majority Caucus (SMC) y Groundwork . (En este artículo se emplean términos como izquierda y moderado en relación con el espectro político interno de DSA, no de la sociedad en su conjunto.)

La nueva mayoría de izquierda se apoya en una frágil alianza de diversas fuerzas. Las tres cuestiones decisivas que deberá abordar esta nueva mayoría del NPC pondrán a prueba su voluntad de orientar a la organización hacia 1) la independencia política con respecto al Partido Demócrata, 2) una democracia interna más sólida y 3) la conversión en una organización activista visible, empezando por las campañas a favor del sindicalismo y los derechos reproductivos y de las personas trans.

El nuevo “comité nacional multitendencia de preparación de las elecciones nacionales de 2024” (aprobado con el 64 % de los votos) es otro instrumento clave para dotar a DSA y a nuestras representantes electas de un perfil propio como organización de lucha contra la derecha republicana sobre la base de una política de clase trabajadora independiente, abandonando el seguidismo respecto de los Demócratas de Wall Street.

La nueva mayoría de izquierda del NPC marca el comienzo de una nueva fase de DSA. Tras el giro sustancial a la izquierda que tuvo lugar en la Convención de 2017 –por efecto del crecimiento explosivo de DSA– y su continuación en 2019, seguido de un periodo de relativo estancamiento político a partir de 2021, esta Convención de 2023 constituye otro paso más en la evolución de una organización que busca abrir el camino a un cambio socialista fundamental en la sociedad.

Las delegadas y delegados apoyaron un giro a la izquierda en el terreno sindical, acentuando la estratégica orientación obrera en DSA, y el objetivo de construir una base sólida en las filas de la clase trabajadora. La Convención también dio un enfoque más de izquierdas a la estrategia electoral de DSA al aprobar por amplia mayoría una enmienda (compendium with adopted agenda, página 92) que formula algunos objetivos modestos para “actuar como partido independiente”, a pesar de no dejar claro el planteamiento relativo a los cargos electos de DSA que permita exigir responsabilidades posteriormente. En el ámbito de la política interior, el statu quo sigue inamovible. En una clamorosa omisión no hubo ningún debate sobre las y los miembros del Congreso pertenecientes a DSA que apoyan la política belicista de Biden sobre Ucrania, con la correspondiente financiación de la entrega masiva de armas al gobierno de derechas de Ucrania, y la política de expansión de la OTAN, por no hablar de la exigencia de un cambio.

En términos generales, la Convención se diferenció de otras ocasiones anteriores por su grado de madurez. Las delegaciones se sentían dispuestas y decididas a construir la organización, especialmente con respecto a las nuevas cotizaciones solidarias basadas en los ingresos de cada miembro. Sin embargo, todavía queda por recorrer un arduo camino, ya que no se abordaron importantes retos, como por ejemplo el planteamiento con respecto a las elecciones de 2024, y aunque la organización cuenta ahora con una dirección de izquierdas, esta mayoría es muy frágil y diversa políticamente y tendrá que dotarse urgentemente de una orientación clara.

Tras intensos debates quedan muchas cuestiones pendientes

A pesar de los tres días de intensas deliberaciones, las posiciones de DSA sobre cuestiones importantes siguen siendo ambiguas.

  • La posición de DSA con respecto a la elección presidencial de 2024, tema de debate entre candidaturas al NPC antes de la Convención, plantea cuestiones como: ¿Deberían las representantes electas de DSA apoyar a Biden o respaldar a Cornel West, que es miembro de DSA, especialmente en los Estados seguros de sólida mayoría Republicana o sólida mayoría Demócrata?
  • ¿Cómo deberán resolverse en el futuro los conflictos con cargos electos, como cuando las congresistas de DSA votaron a favor de financiar al ejército israelí o de condenar una huelga del sector ferroviario?
  • ¿Deberían seguir apoyando los miembros más destacados de DSA –nuestros cargos electos– la intervención militarista imperialista de Biden en la guerra de Ucrania?
  • En la Convención apenas se debatió sobre la disminución del grado de activismo de DSA y la pérdida del 20 % de la afiliación. Los sectores moderados plantean que solo necesitamos mejorar nuestros métodos organizativos para resolver estos problemas. Sin embargo, en la izquierda pensamos que el declive de DSA es consecuencia de la estrategia política subyacente que guía sus actividades. Desde que Biden asumió la presidencia no han cesado las presiones para que DSA secunde a los Demócratas. Las y los representantes electos de DSA han dejado de representar a DSA y se han integrado progresivamente en el Partido Demócrata. Asimismo hemos observado una tendencia a convertir DSA en una organización de tipo ONG con una dirección profesional. En vez de ello, lo que hace falta es que organicemos debates más abiertos en el seno de la organización para pasar a ser una organización de combate que intenta impulsar la lucha de masas al margen de las contiendas electorales, con un contundente perfil electoral de oposición frente a los Demócratas gobernantes y los derechistas Republicanos.
  • En el plano nacional, DSA carece de un enfoque ambicioso de la lucha por el ecosocialismo. El Comité del Green New Deal rebajó su labor de una campaña centrada en las escuelas a una mera actividad electoral, llegando a proponer en esta Convención que la gente se presente a los consejos escolares para combatir a la extrema derecha. No tenemos nada en contra de tales candidaturas, pero DSA y su labor ecosocialista a escala nacional debería parecerse más a movimientos radicales como Extinction Rebellion, Fridays For Future o Letzte Generation (Última Generación, un movimiento en Alemania), aunque combinándolo con el Green New Deal a fin de relacionar los movimientos juveniles con una estrategia orientada a atraer a la clase trabajadora a favor de una transición justa a una energía limpia. ¿Se debatieron estas cuestiones urgentes en la Convención? Más bien no.

La selección de resoluciones y enmiendas sometidas a debate comportó la exclusión del orden del día de asuntos cruciales y contenciosos. Debido a ello, la batalla inicial giró en torno a la votación sobre una propuesta de modificación del orden del día. Maria Franzblau, miembro de Reform & Revolution (R&R) de Florida, propuso remitir algunas cuestiones no controvertidas al orden del día de consenso y y sustituirlas por sendos debates sobre una campaña nacional por los derechos reproductivos y de las personas trans, el desarrollo de una estrategia de partido y la posición de DSA sobre el antisionismo. Una coalición de agrupaciones y miembros se juntaron, no necesariamente para apoyar todas estas propuestas, sino para asegurar que al menos pudieran tener lugar debates democráticos sobre estas cuestiones. La propuesta fue aprobada, marcando un primer paso hacia un debate más democrático e inclusivo.

Democratización de DSA

Lamentablemente, las propuestas más significativas de cara a la democratización de DSA no prosperaron. La resolución de Reform & Revolution y del Marxist Unity Group sobre la creación de un Consejo Nacional de Delegadas y Delegados no se incluyó en el orden del día. Una propuesta de ampliar el NPC a 51 miembros en una versión enmendada (a favor de un NPC de 35 miembros) obtuvo el 62 % de los votos, pero por muy poco no alcanzó la mayoría de dos tercios requerida para modificar los Estatutos.

En la izquierda hubo un amplio rechazo a la propuesta de Reform & Revolution de ampliar el NPC. Creemos que al margen de qué mayoría pasaría a formar el NPC en esta Convención, la ampliación del órgano de dirección contribuiría a fomentar el debate democrático y la transparencia, haciendo que los debates en el seno del órgano decisorio supremo entre convenciones resultara mucho más abierto y  transparente, en vez de seguir tolerando que los debates se circunscriban a un petit comité. Asimismo pensamos que la ampliación ayudaría a que el NPC esté mejor conectado con las agrupaciones locales de DSA.

Muchas delegaciones se sintieron molestas por el hecho de que después de no alcanzar por poco la mayoría de dos tercios con el 62 %, un delegado planteó una moción de reconsideración, que implica una nueva votación. Contrariamente a lo que se dijo, no se trató de una oscura maniobra de un miembro del SMC, sino de un compañero de la izquierda de DSA que había votado en contra de la ampliación del NPC. Ya había declarado de antemano que a pesar de votar en contra de la propuesta como tal, si no alcanzaba por poco los dos tercios de los votos requeridos, presentaría una moción para reconsiderar el voto y votar a favor en una segunda votación.

No obstante, después de presentar la moción de reconsideración, un dirigente del SMC motivó la moción. Entonces apareció como un plan premeditado del SMC para tratar de alterar el resultado de la votación inicial. No creemos que fuera esto lo que ocurrió, pero comprendemos la indignación causada, porque la gente está cansada, y con razón, de las intrigas de salón y las oscuras maniobras de procedimiento. Además, el compañero de SMC que motivó la moción de reconsideración insistió en que el requisito de los dos tercios era excesivo. Desde nuestro punto de vista, no fue un buen argumento para que la Convención volviera a votar. En vez de ello, la defensa de la moción debió de haber sido protagonizada por las personas que habían votado en contra y ahora querían hacerlo a favor a la luz del amplio apoyo obtenido por la propuesta de ampliación del NPC.

Mientras que estas discusiones sobre la posible reconsideración del voto tuvieron lugar antes de que siquiera comenzara la propia votación, deberían haberse planteado de forma transparente, informando de antemano a todas las delegaciones, por ejemplo, sobre la posible reconsideración, evitando así toda sorpresa y la impresión de que se trataba de una maniobra para revertir una decisión democrática por parte de la Convención.

Al final se aprobaron otras tres resoluciones para democratizar la organización. La Convención decidió dotarse de una presidencia compartida de dos personas elegidas, que percibirán un sueldo y serán las caras públicas de la organización. Esto constituye un paso importante con vistas a tener una presencia nacional más eficaz y funcional, que también incrementará el poder de la dirección elegida frente al personal no elegido de la organización.

La Convención aprobó la puesta en marcha, de nuevo, de la Conferencia Nacional de Activistas de DSA, un evento educativo bienal que se celebrará en años alternos, entre dos convenciones decisorias bienales. Esta resolución de aprobó en el marco del orden del día de consenso (lo que significa que se aprobó dentro de un paquete de medidas sobre el que se votó al comienzo de la Convención sin debates ni votaciones específicas sobre cada una de esas resoluciones).

En virtud de otra resolución aprobada se crea una comisión que integre a las distintas tendencias y se encargue de elaborar propuestas para mejorar la democracia interna de DSA en la próxima Convención en 2025.