Revista Posle
El 21 de septiembre, Vladímir Putin anunció el comienzo de una movilización “parcial”. Esta decisión era un claro indicio del completo fracaso de la operación especial de Putin: el ejército, en su estado actual, es incapaz de retener el territorio ucraniano ocupado, y no es cuestión de pensar en nuevas ofensivas. Únicamente el chantaje nuclear y el intento de revertir la situación en los frentes superando en número a las tropas ucranianas pueden salvar a la camarilla de Putin de una derrota ignominiosa en esta guerra imperialista depredadora.
Después de seis meses de guerra total con enormes bajas, las autoridades rusas todavía tratan de convencer al público de que todo va según lo previsto y de que la movilización solo afectará a una pequeña parte de la población. Manteniendo la estrategia desarrollada durante la pandemia, el régimen de Putin no nombra las cosas por su nombre real, sino que se inventa fórmulas que se hallan fuera del alcance de la ley. Como hace justo dos años, cuando en vez de un referéndum sobre enmiendas constitucionales se anunció una “votación popular” y en vez de un estado de emergencia durante una pandemia se estableció un “régimen de días libres”, ahora tenemos una “operación especial” en lugar de una guerra y en vez de una movilización se decreta una “movilización parcial para una operación militar especial”. Cada palabra de esta expresión es un fraude.
En efecto, ya podemos ver que esta movilización no será parcial y que puede afectar a cualquiera. La orden ejecutiva Sobre la declaración de una movilización parcial no especifica las categorías de ciudadanos sujetos a conscripción y solo prevé una prórroga para el personal de la industria de defensa. Tal vez tan solo los miembros del Consejo Federal y los diputados y diputadas de la Duma Estatal pueden sentirse a salvo, ya que la ley Sobre la instrucción y movilización les exime de la medida. Así, contrariamente a las declaraciones de Putin y [del ministro de Defensa Serguéi] Shoigú, los hombres de 18 a 60 años de edad y las mujeres habilitadas para el servicio militar (incluido, por ejemplo, el personal sanitario) pueden tener que movilizarse. La falta de fervor patriótico y el pánico creciente significan que para alcanzar los fines de la movilización las autoridades se verán obligadas a alistar a la fuerza y enviar al frente a toda persona que se les antoje.
El anuncio de la movilización parece una medida desesperada y un reto para un régimen que se había apoyado en la despolitización de la población. Había un pacto informal entre la ciudadanía y el Estado: “No metéis las narices en los asuntos del Estado, y el Estado no las mete en los vuestros”. Ahora ya no es posible seguir tranquilamente la guerra por televisión; a cualquiera le tocará morir en ella.
La movilización está provocando el caos. Montones de personas huyen del país, demostrando la falta de apoyo popular a la guerra. Ayer tuvieron lugar manifestaciones de protesta en muchas ciudades y poblaciones de Rusia. Sí, no fueron muy concurridas y sufrieron una represión violenta, pero esa decisión tardía y cínica de anunciar la movilización demuestran que el régimen de Putin teme como la peste las manifestaciones espontáneas y las revueltas populares. En marzo parecía que la decisión de invadir Ucrania sería fatal para el régimen. Ahora hay aún más razones para especular con su colapso. Al coste de tantas vidas, el sistema putiniano trata de aplazar su caída.
La única manera de poner fin a la guerra pasa por derrotar a Putin y su banda. Esta derrota debe venir del exterior con la victoria de Ucrania y del interior con la protesta contra la dictadura de Putin y la negativa a obedecer sus órdenes. La participación forzosa en los crímenes cometidos por Rusia en el territorio de otro país no es un acto de valentía o patriotismo. Lo más valiente en estos momentos es resistirse a la movilización de cualquier manera posible, desde eludir la conscripción y poner fuego a los centros de reclutamiento hasta realizar acciones de desobediencia masiva y sabotaje. ¡No a la conscripción! ¡Ni un soldado para la guerra criminal!